El triunfo del candidato independiente Macron en Francia:

 

  • Como es bien sabido, las elecciones presidenciales en Francia se juegan a dos vueltas: todos los candidatos compiten en una primera elección o vuelta y los dos que obtienen el mayor número de votos pasan a la segunda vuelta en la que se decide quién habrá sido elegido como presidente de Francia. En la elección de primera vuelta del domingo pasado fue aplastante la derrota de los partidos políticos tradicionales de centro-izquierda y centro-derecha (Partido Socialista y Movimiento para la Reagrupación de la República) que han gobernado a ese país durante más de 50 años. 

 

  • Los resultados hablan de un voto que hace visible la profunda división del electorado francés: el centrista sin partido Emmanuel Macron apoyado por su movimiento “En marcha” obtuvo el apoyo del 23.87% del electorado; la neofascista  Marie Le Pen del racista Frente Nacional obtuvo un preocupante 21.43%; el heredero partidario del Movimiento Republicano François Fillon obtuvo el 19.94%; el izquierdista sectario de Jean-Luc Mélenchon con su movilización “Francia Insumisa” obtuvo un sorprendente 19.60% y el socialista Benoît Hamon, como era de esperarse después del pésimo gobierno de François Hollande, sólo concentró a su favor un ridículo 6.35 por ciento.

 

  • Con esos resultados se consiguió que, ante el paso inminente a la segunda vuelta, el electorado francés optó por dos opciones políticas aparentemente externas al sistema político tradicional, pero que ya se han convertido en pleno derecho como partes del sistema. Una vez más el neofascismo francés de Marine Le Pen fue frenado en la primera vuelta y al parecer, según las encuestas que han resultado bastante certeras, el neofascismo mal denominado “populismo de extrema derecha” será aplastado el próximo 7 de mayo y Francia permanecerá en la Unión Europea. Ya se vivió antes en Francia con el padre de Marine Le Pen, el viejo también inefable de Jean-Marie Le Pen, pero también en las elecciones anteriores a la Presidencia: cuando el neofascismo toca a la puerta la reacción del conjunto de la sociedad francesa encuentra la manera de pararlo de la única manera posible en un país democrático: votando en su contra en la segunda vuelta.

 

  • En la segunda vuelta a inicios de mayo próximo, tendremos de un lado Emmanuel Macron, político joven de 39 años casado con una mujer 23 años mayor que él, quien cumplió bastante bien con su papel como ministro de Economía en el gabinete del actual presidente socialista Hollande. Macron es banquero de centro favorable, como ya se dijo, a permanecer en la Unión Europea y de una Francia con presencia en el mundo en las situaciones de confrontación y en los organismos internacionales empezando por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; se trata de un social-demócrata que busca restablecer los diversos componentes del estado de bienestar francés. 

 

  • Del otro lado tendremos a Marine Le Pen con sus 48 años bien vividos en su calidad de heredera del Frente Nacional, el cual se puede calificar como la ultraderecha nacionalista fundada en el racismo y la xenofobia, en el antisemitismo y en el odio al Islam; Marine al igual que su padre Jean Marie Le Pen, cuenta con la contención de la inmigración islámica e incluso coquetea con la expulsión de los musulmanes en abierta identidad con Donald Trump. Por eso no son creíbles los supuestos esfuerzos de Marine Le Pen para ‘suavizar’ las partes más ofensivas e impresentables del discurso de su partido. Marine ha recibido el apoyo tanto de Putin como de Trump porque claramente representa la posible salida de Francia de la Unión Europea y porque también podría de romper la con la OTAN que tanto odian tanto Putin como Trump.

 

  • El rechazo de Le Pen de la Unión Europea podría ser de extrema gravedad de romperse el equilibrio y la paz alcanzados en Europa después de que se consolidó el bloque subcontinental con una entidad de países democráticos donde funciona bien la Ley de Doyle: democracia no invade democracia. La unidad de los europeos por contar con instituciones comunes, acompañada de la eliminación de las fronteras como motivo bélico, son elementos substanciales que  han garantizado que la paz sea ahora un modo de vida después de que todos vivieron los horrores de las dos guerras mundiales y la tensión de la guerra fría.

 

  • Al igual que Trump, Marine Le Pen detesta la la globalización, es proteccionista en materia comercial y ha declarado que cerrará las fronteras a los inmigrantes como tarea prioritaria para que Francia vuelva a ser otra vez la misma. Como dirían algunos comentaristas, Marine tiene la intención de imponerle fuertes restricciones a la inmigración; además su intención es la de impulsar una fuerte política antiterrorista que difícilmente permite establecer la diferencia entre musulmanes fundamentalistas y moderados; a su vez justifica una política económica nacionalista como supuesta garantía de que habrá más trabajo para los franceses –lo cual resultaría falso como ha sido el caso de Trump con su proteccionismo aberrante en un mundo de cadenas transnacionales de valor. 

 

  • Entonces, Francia tendrá que decidirse entre dos polos antagónicos. De un lado podrán votar por Macron en su calidad de liberal en lo económico y de hombre de centro-izquierda en lo social y lo cultural; de esa manera podrán mantener a Francia dentro de una Unión Europea que sin duda necesita reformarse y fortalecerse después de la salida de Gran Bretaña. Del otro lado tenemos a Marine Le Pen, como ya se dijo, en su condición de nacionalista delirante y xenófoba con odios irrefrenables.

 

  • Marine, como Trump, apuesta a que los sectores más atrasados del electorado francés voten por ella y de alguna manera confía en que podría presentarse una sorpresa como la generada por Trump; esto es, espera que aquellos más golpeados por la globalización voten por el encierro fronterizo para supuestamente resguardar la seguridad nacional contra el terrorismo islámico y garantizar un trabajo salido de un proteccionismo que nada garantiza, pero que aparenta garantizarlo todo bajo el principio falso de Francia sólo para los franceses.

 

  • Lo que Marine Le Pen no entiende -y por eso cree que el Brexit podría repetirse-, es que la europeización de Francia fue y sigue siendo mucho más profunda que en la Gran Bretaña. Francia fue el origen y sostén programático de la Unión Europea, en alianza con Alemania que de ese modo dejó de ser su eterna adversaria. Sin embargo los franceses no pueden bajar la guardia y convertir la sensación de triunfo en abstencionismo. Si bien el triunfo de Macron fue claro con su 23.87%, no fue tan lejano del porcentaje obtenido por Le Pen (21.43%). Lo cual no quieta que en las encuestas la segunda vuelta se presenta como un triunfo arrollador de Macron sobre Le Pen.

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