No es lo mismo arte que cultura y viceversa.

Para cuestiones de entendimiento y vida pública parece necesario diferenciar entre arte y cultura. En aras de meter todo en el mismo cajón de la cultura, se suelen englobar los más variados conceptos. Desde la creación a la recreación, del deporte hasta la fiesta callejera, incluso hasta el ocio por el ocio y ni qué decir de lo religioso.

La cultura es una expresión de las formas y maneras de hacer las cosas. En general. Por ejemplo la narcocultura es una forma de comportamiento y expresión, con sus tintes particulares que obedecen a las maneras de ser y expresarse dentro de las formas que se relacionan con el narcotráfico.

Hay diferencias de las formas expresivas creativas en lenguajes artísticos y sus resultados frente a maneras de ser y hacer las cosas. Aclarando esta diferencia de objetivos se pueden entender muchas de las confusiones en los programas públicos de presupuestos para las expresiones artísticas y culturales.

En la visión privada es más clara la diferencia. No es lo mismo el mercado artesanal que el mercado del cine o el mercado de las artes plásticas o la música. Ahí la diferencia está más marcada porque los resultados son vistos como productos. Pero de la misma manera debería segmentarse en la vida pública para lograr una definición más clara en cuanto al concepto de cultura. Hay una recién creada Secretaría de Estado de Cultura que aún genera dudas su operación y reglamento. El premio de consolidación es que con crear la secretaría se eleva el rango de cultura a sector y deja de ser subsector, como antes se le nombraba, subsector dependiente de Educación a través de la Secretaría de Educación Pública.

La corrupción también tiene su cultura. Pero no es lo mismo un objeto de creación inspirado en la corrupción que la cultura de la corrupción. Es un pequeño matiz que permitiría aclarar los objetivos de cada dependencia que tiene la responsabilidad de velar por los intereses de cada sector. en un país ideal, claro.

Una Secretaría de Artes y otra de Cultura aportaría en el orden institucional para lograr objetivos claros y verdadero aporte a una sociedad tan compleja como la de este país.

La idea del Instituto Nacional de Bellas Artes quedó un poco desdibujada desde su dependencia de la Secretaría de Educación hasta la creación del CONACULTA y luego su paso a Secretaría de Cultura. Esta aclaración de objetivos y funciones podría ayudar a poner como eje a la cultura y las artes como motor de desarrollo e identidad. En un país ideal.

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