Supuestamente, el chiste de la filantropía es la ayuda desinteresada, el altruismo a partir de la compasión y el amor al prójimo. Nada más lejano de la realidad para la filantropía corporativa con la triangulación de intereses a través de recursos y donaciones. Hay ONGs y ACs que se pagan favores a sí mismos o son usados como fachadas del bien para lavar dinero, jinetear, aplicar ingeniería fiscal en beneficio propio y caer en especulaciones. Pienso en el reciente escándalo de la fundación Rafa Márquez como un caso muy fresco de sospecha. Que involucra a una dependencia del gobierno federal en la triangulación de recursos.
La vocación de ayudar también ha sido cooptada por los intereses del gran capital, es un juego del dinero como paliativo social y fachada que permite generar más utilidades indirectas que pueden rayar en el más cínico fraude.
Muchas organizaciones en México sirven para no lograr su misión. Hay ejemplos monumentales como las especulaciones que existen alrededor de la empresa Teletón de Televisa.
La filantropía es como los proyectos sociales de las autollamadas izquierdas progresistas contemporáneas mexicanas, dicen que hacen en favor del otro, pero en realidad se crean programas sociales paliativos que tienen una visión asistencialista y que evitan a toda costa resolver temas a profundidad y desde la raíz.
Como todo está enquistado, en el México de la política, a estas alturas parece que cualquier esfuerzo por mejorar de fondo es una pérdida de tiempo.
Las vocaciones del bien común se confunden con prácticas corporativas que terminan siendo un juego de autoindulgencia y propaganda que sigue beneficiando en su mayoría a los grandes capitales.
La simulación con aparentes buenas intenciones se ha convertido en un gran negocio para generar más recursos para intereses particulares.
La actitud, también, de dar lo que sobra, en la filantropía nacional, se ha convertido en un deporte que parece que prefiere administrar los problemas manteniéndolos a flote que realmente querer resolver con propuestas y trabajo a profundidad. El sistema necesita fabricar pobres para justificar toda la maquinaría del combate a la pobreza que sale más caro que cualquier verdadera ayuda a la pobreza real.
No estamos generalizando, también hay verdaderos esfuerzos por apoyar y mejorar las condiciones de vida de muchas franjas de la población pero si se siguen evitando las soluciones de raíz seguirá siendo otro gran negocio del capital especulativo, la filantropía de señoras de salón.
