Tercera ronda de negociaciones del TLCAN:

  • Al concluir en Canadá el 27 de septiembre pasado la tercera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sostuvo en sus declaraciones de prensa que el tema laboral es fundamental y que se abordó ampliamente en esta ronda al punto de representar un parteaguas para las siguientes rondas. De modo sorprendente, Guajardo consideró que este proceso de modernización del TLCAN: “le está permitiendo a México plantear el fortalecimiento de los derechos laborales, que se refleje en condiciones de bienestar de los trabajadores”.
  • Quizás Guajardo se está lavando en salud y ahora plantea que es positivo lo que hasta pocas semanas antes era inadmisible para los negociadores de México, el mejoramiento de las condiciones salariales y laborales de los trabajadores mexicanos. Previendo justamente que en ese tema tanto estadounidenses como canadienses llevan las de ganar y no darán su brazo a torcer, porque efectivamente para los capitalistas mexicanos y extranjeros es una ventaja competitiva la manutención de los trabajadores de México en la pobreza moderada, apenas disfrazada, después de decenios de no incrementar los salarios reales. Como hemos demostrado en entregas anteriores el desequilibrio de condiciones salariales es abismal por la necedad insaciable de la oligarquía mexicana que cifra la competitividad de México justamente en la manutención de una clase trabajadora, tanto rural como urbana, ajena a todo bienestar.
  • Por otro lado, Guajardo lamentó que la parte estadounidense no haya presentado una propuesta concreta de reglas de origen ni de estándar laboral para el sector automotriz. Sin embargo, el funcionario mexicano pronosticó que la cuarta ronda, prevista para mediados de octubre en Washington, será más difícil porque: “En esta ronda se avanzaron textos, se marcaron diferencias, se consolidó aquello donde no hay tantas diferencias y eso nos lleva a una cuarta ronda complicada porque estamos llegando a hueso”.
  • Por lo pronto, y antes de la ronda en Washington, los negociadores de los tres países ya cerraron el primer capítulo del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el correspondiente a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), el cual incluye cláusulas que tocan los startups de las microempresas que sin duda estimulan el crecimiento económico en los tres países. En el siguiente tramo cerrarían comercio electrónico y mejores prácticas regulatorias, que se supone tienen un buen grado de avance. Sin embargo, nuestro secretario de Economía puntualizó que si bien el calendario de rondas sigue en pie y se piensa cerrar la negociación en este año, no es necesariamente seguro que ese vaya a ser el caso y entonces se tendría que continuar la negociación en el 2018.
  • Sobre el tema agroalimentario los Estados Unidos insisten en condicionar las exportaciones mexicanas a la estacionalidad de su producción. En ese sentido nuestro secretario de Economía recordó que, desde la presentación de objetivos estadounidenses al Congreso del país vecino, ya se buscaba establecer remedios comerciales como la estacionalidad. Pero México no está de acuerdo con esa propuesta; Guajardo insiste en que sería nociva para ambos países porque abre una puerta para desarticular el gran avance de la integración del mercado agrícola de América del Norte. El secretario de Economía insistió que en el tema agrícola México no regresaría al sistema de cuotas o cupos, ni a incrementos arancelarios en nuestros productos perecederos según las estaciones. Lo que los estadounidenses quieren es que sigamos siendo sus principales clientes en materia de granos y que nuestras hortalizas y frutas estén condicionadas para poder ser exportadas de acuerdo a los vaivenes de la agricultura estadounidense. Obviamente sin que se haya planteado la reducción de subsidios a los agricultores de Estados Unidos. O sea quieren todo a cambio de los menos posible, como siempre, y ahora veremos hasta donde los negociadores mexicanos serán capaces de defender los intereses de los mexicanos.
  • Acerca de la cláusula que presentó Estados Unidos sobre vigencia limitada del tratado (sunset) a ser revisada cada cinco años, el secretario Guajardo explicó que todavía no hay una propuesta formal, aunque mencionó que el TLCAN actual ya incluye esa posibilidad de evaluación del tratado. La diferencia es que se hiciera un mecanismo de muerte súbita, o sea, que si después de cinco años los estadounidenses ya no consideran que les son favorables las condiciones del tratado, entonces en automático éste terminaría. Lo cual obviamente sería un pésimo mensaje a los inversionistas al dificultar la planeación de sus inversiones. Pero más allá y eso no lo ve Guajardo, se impondría la condición unilateral imperial de quedar el tratado expuesto al interés coyuntural de los estadounidenses y dependiente de su correlación de fuerzas interna en términos políticos y de sus ciclos económicos y financieros en términos de su economía política. De esa manera el TLCAN devendría un acuerdo volátil y dependiente del poder hegemónico reforzando asimetrías en lugar de reducirlas. Así, la fuerza de chantaje de Estados Unidos sería permanente y esas son las condiciones que busca imponer Donald Trump en la renegociación.
  • Ahora tenemos como asignaturas pendientes los temas más espinosos: el déficit comercial de Estados Unidos, las condiciones laborales en México y las reglas de origen para la industria automotriz. Se han logrado avances significativos en numerosas áreas: reglas de competencia, comercio digital, empresas propiedad del estado, medidas sanitarias y fitosanitarias, aduanas y telecomunicaciones. Pero es claro que la etapa de las negociaciones fáciles de conciliar se acabó y ahora viene la etapa de las verdaderas confrontaciones por razones de fondo; la etapa en la que de modo inevitable habrá perdedores y ganadores bajo condiciones de juegos de suma cero donde lo que uno gana los otros dos lo pierden. Lo cual, como ya vimos, permite pensar que será muy difícil, si no es que imposible, concluir  las negociaciones a finales de año.
  • La cuarta ronda será del 11 al 15 de octubre en Estados Unidos. Lighthizer y Guajardo reconocieron que hay mucho trabajo por hacer y que permanecen diferencias entre los tres países, lo que coincide con versiones de la prensa canadiense que reveló que las negociaciones habían avanzado poco en los temas más complejos. Guajardo fue más allá y anticipó que la cuarta ronda tendrá momentos complicados, con retos sustanciales que superar. Hasta ahora Estados Unidos sigue sin poner en la mesa su propuesta para reducir el déficit comercial, ni el tema de las reglas de origen. 
  • Conviene recordar que los estados de la frontera norte de México serían las entidades más afectadas de una eventual salida de Estados Unidos del TLCAN. Chihuahua, Baja California, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas mandan más del 80% de sus exportaciones a Estados Unidos. Se trata de la región más desarrollada del país y México no se puede dar el lujo de un retroceso en esa franja fronteriza, por más que, como dice ahora Luis Videgaray lavándose en salud, el TLCAN no es todo en esta vida.
  • Cabe señalar también que el comercio del TLCAN representa 39% del PIB de Canadá y 49% del PIB de México, pero sólo 5% en el caso de Estados Unidos.  Lo cual permite aseverar que para Trump la renegociación del tratado no responde a cuestiones económicas, sino que responde a la dinámica política de cumplir con sus promesas de campaña para consolidar su base electoral de derecha y de extrema derecha de supremacistas blancos, incluyendo a los trabajadores blancos  desempleados. En cambio para México y Canadá sí se trata de un tema económico de vital importancia y ahí estriba en parte su debilidad negociadora.

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