La educación profesional está cuestionando peligrosamente la educación en humanidades, dados los cambios en el mercado laboral y productivo. La justificación es que no sirven para las innovaciones que está viviendo la sociedad.
Hay incluso decanos o rectores de instituciones occidentales que defienden el hecho de la inutilidad práctica de las humanidades. Insistiendo en que sólo la productividad y el crecimiento al infinito es el mantra de esta sociedad, entonces no hay lugar para las humanidades.
Las humanidades abarcan letras, artes y ciencias humanas. Supuestamente estas disciplinas no sirven para la innovación. El mercado laboral es cada vez más incierto desde que un título universitario dejó de ser garantía para ingresar al mercado de trabajo. Desde que la caída de los ingresos y del nivel de vida cayó por los suelos en las últimas décadas. De manera general no por profesiones y disciplinas.
Una salida rápida de muchas instituciones educativas de nivel superior es crear nuevas carreras y fusionar ciencias y humanidades. Ahí hay una opción pero aún así las humanidades son necesarias, incluso para la innovación.
Estas nuevas carreras fusionadas obedecen a que muchas disciplinas, sobre todo de ciencias aplicada a la tecnología, pierden mucho de vista al usuario y los primeros estímulos sensitivos para dirigirlos al uso humano cotidiano, ahí es donde la sensibilidad entra y mayoritariamente es la materia prima de las humanidades.
¿Dónde va a entrar un estudiante de letras clásicas o letras francesas en una empresa de innovación? dicen los detractores de la utilidad de las humanidades.
La respuesta es simple: la innovación se puede aplicar en todas las áreas del conocimiento, incluidas las humanidades y al mismo tiempo la sensibilidad que otorga una carrera de letras, como este ejemplo, en los desarrollos más sofisticados, lo acerca mucho más a la escala humana de cualquier producto.
El diseño y las artes plásticas son disciplinas de las humanidades que echan mano directamente de muchos planteamientos científicos y económicos y no por eso pierden su valor productivo, al contrario.
La visión está cambiando, es real, pero también se tiene que ampliar y ensanchar porque la innovación y crecimiento está en todas las áreas del conocimiento del ser humano.