Ahora que recientemente se aprobó la Ley de Seguridad Interior en México, en las cámaras de diputados y senadores, podemos hablar de la búsqueda de un blindaje militar al negocio más lucrativo del sistema financiero global y mexicano: El narcotráfico.
Disfrazada de ley se pretende otorgarle más poder al ejército para ejercer labores de investigación y prevención con capacidades de policía para inmiscuirse en temas civiles y tener más control directo. Con el fin de ejercer un poder más amplio, no para proteger, ese es el cuento, si no para mantener un control absoluto sobre el negocio más lucrativo que claramente tiene cooptado a gran parte de los mandos militares, el narco.
El negocio es tan grande y lucrativo que merece el control absoluto del Estado a través de la fuerza militar para garantizar el manejo de sus títeres-socios llamados cárteles y capos.
Estos cárteles y capos son controlados por poderes “supremos” que vienen del sistema financiero y de mandos militares junto con el aparato político y sus sistema de poder más salvaje que administra cínicamente la guerra del narco y mantiene entretenida y amenazada a la sociedad civil para evitar cambios sustanciales.
La guerra intestina es entre grupos de poder y los cárteles representan la fachada del mal ante la opinión pública. Estados Unidos pretende ser la policía de la supuesta lucha contra el tráfico, pero no contra el consumo. Los cárteles locales de Estados Unidos “no existen” porque no están mediatizados pero la realidad es que operan con mucha fuerza. El norteamericano es un mercado hipócrita que dice combatir el consumo y tráfico cuando está ampliamente documentado que la estrategia de consumo de drogas la hizo el mismo gobierno norteamericano a través de la CIA como un mecanismo de control social para mantener enajenados, violentos y en guerras entre sí a grandes bloques de pobres en las manchas urbanas más grandes como Nueva York, Los Ángeles y Chicago. De ahí se creó y controló el crecimiento desmedido de adictos y consumidores y proveedores, cárteles locales y obviamente la necesidad de sostener en la ilegalidad los altos costos de producción y sobre todo de distribución. ¿Quién lava ese dinero? El sistema financiero ¿Quien se beneficia de ese dinero? El sistema financiero y sus reguladores los políticos que permiten trampas para el gran capital.
La Ley de Seguridad está hecha para darle una gran fuerza legal al ejército en México para seguir cuidado de los intereses creados entre el narco, los políticos y el sistema financiero. Esta Ley ha sido aprobada.
