Por Mequetrefe Cine.
En el fin de semana del 21 al 23 de octubre de 2016 cuatro películas mexicanas se colaron al top 10 de la taquilla en las salas de cine de nuestro país. Con información aparecida en el diario El Economista citando a CANACINE se muestran las cifras del número de asistentes y el número de boletos vendidos. Las cintas mexicanas ocuparon el segundo, cuarto, sexto y noveno lugar en las taquilleras de ese fin de semana.
La cuestión es: (parece ser que hay un mito, un tanto controlador) el público local mexicano no quiere ver películas mexicanas. La realidad numérica parece decirnos que el público si quiere ver cine hecho en México. Los temas de calidad o contenido pueden ir en otra discusión pero la realidad es que sí hay interés por lo que se produce de manera local.
El problema parece ser el mismo desde hace mucho tiempo, el brutal acaparamiento de las pantallas mexicanas de los estrenos hollywodenses. Pero cuando hay un pequeño huequito en los estrenos del fin de semana para el cine nacional la gente sí acude, sí se atreve a ver cine local.
La saturación de las pantallas por parte de los estrenos de los grandes estudios gringos ha sido bien analizado y estudiado en los años recientes. La síntesis siempre llega a hablar de prácticas desleales de competencia y de la prioridad en los tiempos en pantalla por la simple y sencilla razón que controlan el mercado de manera legal y que además realizan también prácticas bastante cuestionables. Como abiertas sociedades económicas con los exhibidores, o con el control de los mercados locales a través de un cabildeo acaparador, incluso hasta amenazas de desaceleración de inversión. Esto siempre ha dejado en desventaja los espacios en pantalla para el cine producido en México. Que después de décadas de crisis no termina de madurar como industria por las prácticas casi monopólicas de los grandes estudios norteamericanos.
Parece que es mentira que el público mexicano no vaya a ver el cine producido en su país. El problema son las pocas pantallas que tiene. No sólo quieren ver comedias simplonas de estrellas de la tele, quieren verse, reconocerse. Se ha intentado legislar y se han dado muchas batallas desde la,propia comunidad de cine, pero el verdadero poder está en el cabildeo económico de Hollywood y en la sociedad directa entre el capital de Wall Street con los exhibidores y grandes distribuidores que sólo ubican al cine como una pieza mercantil de entretenimiento inmediato.
El cine si es un negocio por sus altos costos pero los negocios mejoran con la competencia, en este país no dejan que crezca una industria real del negocio del cine porque corren el riesgo de perder uno de los mercados más importantes. Porque curiosamente, y a pesar de las discusiones frente a las nuevas tecnologías y frente a la enorme industria de la piratería, las personas siguen disfrutando de ir a una sala de cine en México y buscan pasarla bien e identificarse con historias y personajes que además muestren con cierta dignidad la condición humana en un contexto como el de este país.