Un par de amigos charlan en la sobremesa después de mucho tiempo de no haberse visto. Uno de ellos prende parsimoniosamente un puro mientras el otro intrigado le cuestiona cómo puede ser anarquista y banquero al mismo tiempo.
La charla se sucede larga y es más bien el amigo banquero anarquista quien se extiende en un largo monólogo donde explica la razón de su verdadera coherencia, aunque no lo parezca. Le argumenta que sus ideales políticos y de organización social no excluye para nada la habilidad con los negocios. No es necesario evitar el dinero para tener una postura política social.
Así lo plantea Fernando Pessoa en 1922 en su cuento-diálogo El Banquero Anarquista. Que publica para una revista literaria en Lisboa. Es notorio que lo ha escrito con mucho rigor pero en broma. Un chiste local de su pensamiento que argumenta y contra-argumenta al parecer sólo por diversión. Un juguete de palabras e ideologías bastante pulido y brillante.
¿Se puede ser rebelde al sistema y no por eso odiar al dinero? U otorgarle toda la responsabilidad de una sociedad descompuesta. Otro ejemplo interesante en nuestros días es el activista catalán Enric Durán. Un activista duro y extremo que demostró con una acción cómo el dinero es una convención que solamente existe en la medida de la deuda otorgada por los bancos a sujetos de crédito.
Enric Durán pasó casi un año solicitando la mayor cantidad de créditos posibles a los bancos comerciales y donándolo a organizaciones y activistas que se sustentan en proyectos productivos sociales y de consumo responsable. Cuando logró sacar su último crédito desapareció. Y desde la clandestinidad él mismo publicó un panfleto con su acción para demostrar que no se le podía acusar de robo de un dinero que jamás existió realmente, solamente eran cifras tecleadas entre cuenta y cuenta.
Bajo ese esquema se crea la deuda y el dinero y la dependencia permanente a la deuda. Lo mismo que pasa con las personas y los bancos comerciales, pasa con los países o entidades con los fondos de inversión globales y los bancos centrales. Se vive de y para la deuda.
Durán creó la moneda digital faircoin que tiene como objetivo poseer un valor real para el intercambio de productos básicos en cooperativas. Sobre todo alimentos y ropa. El objetivo es crear una cooperativa global a partir de otro uso del dinero. No como convención, sino con valor real que respalde el comercio justo y combata la especulación. Gran responsable de la crisis permanente que se vive, gracias al colmo de especular sólo con deuda a nivel global.
Así como Pessoa y su Banquero Anarquista, hay esfuerzos por regresarle al dinero su propia dignidad a través de un valor real.
De ideas se hacen mercados, rezaba es viejo slogan del Deutsche Bank. El idealismo y las divisas no están peleados.