Comienza la carrera de caballos 2018 y los ciudadanos, otra vez, ya van perdiendo.

El cierre del año 2017 huele a decepción, después de ser aprobada la ley de seguridad y hiede a inicio de campañas presidenciales. Ya están en la pista los candidatos. Da igual todo, parece que en este país la simulación es todo y la ley sigue siendo letra muerta.

En un país sobre-legislado la ley parece una carta de intenciones que nadie respeta. La carrera por la silla presidencial obedece a cuidar los intereses de grupos de poder más que un verdadero interés público. Y las nuevas leyes legisladas regularmente van en contra de la población favoreciendo privilegios de la alta burocracia o de los controles del Estado.

Las calificadoras de fondos de inversión globales, ya están dando sus veredictos según sus propias conveniencias rumbo a las elecciones 2018. El verdadero poder está en los fondos de inversión globales que a su vez controlan los fondos de inversión también globales pero maquillados de bien público como el Banco Mundial y el FMI. Más allá de la teoría de la conspiración la realidad es clara: México es un país que permanentemente ha vendido la idea de progreso como un objetivo primordial en medio del saqueo y la especulación. No sólo pasa aquí pero en el alud que se viene de falsas promesas, la idea de progreso, sigue siendo vendida tal cual desde los años cuarenta, ahora con la idea de ser una futura potencia mundial. Promesas de progreso permanente que nunca llega a reflejar calidad de vida de la población, todo lo contrario.

Progreso, desarrollo, crecimiento son vagas ideas que sostienen una promesa permanente sin que parezca cercana. El regreso del PRI a la presidencia venía acompañado de una idea de “progreso” donde las reformas estructurales serían la panacea para un crecimiento en la calidad de vida del país, parece que no sucedió. Ahora el PRI vuelve a prometer progreso-desarrollo-crecimiento con la idea de hacer de México una potencia. La eterna promesa de crecimiento que termina siendo la zanahoria del conejo.

Lo que parece es la salvación para este país, AMLO, como desde hace tres sexenios está bañado de procesos internos poco democráticos y con una desbandada de lo peor de todos los partidos.

A este país lo gobiernan los fondos de inversiones globales, el lavado de dinero a gran escala y las pugnas de grupos de poder internas por controlar los mercados. La política sólo sirve a esos intereses. La idea de esperanza está vapuleada por todos lados con ideas poco sustentadas y poco serias. Más promesas como propaganda.

El problema es que seguimos esperando sentados que todo se resuelva en una papeleta de votación, cuando la verdadera fuerza está en ciudadanizar la política, no para ocupar cargos públicos sino para aprender a ser buenos jefes y saber exigir a los empleados que contratamos, para equilibrar el barco un poco.

El dinero manda y quien controla la más grande masa económica es la industria del narcotráfico donde por cada narco millonario hay diez servidores públicos hiperricos. Hay que aprender a contratar mejor y a exigirles a estos empleados de pacotilla que trabajen por el bien público. Sólo un ciudadano con fuerza puede exigir.

Elecciones-2018-cerrado-a-tres-fuerzas-Consulta-Mitofsky

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