Son muy interesantes las muestras de fuerza de los distintos grupos de poder en México. Sobre todo en estas épocas de transición política. Los banqueros de este país llevan a su terreno a los aspirantes a la presidencia de la República, a todos, a que pasen lista y hagan el paseillo para calificarlos y ver quién merece de su apoyo en bloque.
Obviamente tienen a su consentido que de inmediato dijo, “me siento como en casa”. Se le notaba mucho, claro, se veía muy cómodo sobre todo en contraste con otros encuentros como el del estadio de Chivas donde lo abuchearon mientras intentaba justificar técnicamente los gasolinazos, en un evento privado de la empresa del dueño del club Guadalajara.
Todos los aspirantes saben del absoluto poder de la banca y de la necesidad de cuadrarse frente a ellos, incluído el personaje que apoyó el movimiento del Barzón y amenazó durante años con echar para atrás el rescate bancario, antes denominado Fobaproa. Incluso ese ex-radical fue a doblar las manitas con su nueva estrategia de prometo no tocar a nadie.
El presidente de la Asociación Nacional de Bancos Marcos Martínez de Grupo Santander dice en la Convención Bancaria recién celebrada que los años recientes han sido muy buenos para la banca, que cuando le va bien a México, le va bien a la banca.
Interesante optimismo cuando da por hecho que las grandes ganancias de los bancos, sobre todo para los bancos españoles, reflejan el bienestar generalizado del país. Habrá que preguntarle a los demás millones de mexicanos si consideran que les está yendo bien.
Dudo mucho que alguien más tenga esa lectura. Es del conocimiento de la mayoría muchas prácticas abusivas de los bancos a sus clientes, errores y omisiones que en muchos casos y de manera deliberada favorecen a los mismos bancos. Los balances de los grandes bancos que operan en México son muy favorables pero curiosamente esos grandes bancos son extranjeros y esas jugosas ganancias no se quedan en México. El sistema bancario es vital para la estabilidad de un país y su fortaleza es necesaria pero requiere un compromiso más grande.
En prácticamente veinte años se pasó del rescate de la banca comercial con dinero y deuda pública a grandes ganancias de los bancos que no regresaron ni regresarán a las cuentas públicas. Cómo no van a estar felices los amigos de los bancos si ha sido un negocio redondo en donde ninguno de los banqueros pierde, todo lo contrario.
Ahora más que nunca se dejan entrever los llamados poderes fácticos. Ahí está el músculo de los banqueros que claramente se muestran como un poder por encima del poder político.
Otro poder que ha mostrado su fuerza es la narcopolítica con cincuenta muertos recientes entre aspirantes a alcaldes, diputados y representantes locales de los municipios, sobre todo en Guerrero y viene el momento estelar de los medios que directa o indirectamente van manipulando la percepción pública según sus intereses. Sobre todo los tradicionalmente aliados al poder que en los últimos años parece más que controlan directamente el poder: Televisa, Tv azteca, Grupo Imagen, El Universal y sus derivados editoriales y digitales.
Cuando los comentaristas hablan de poderes fácticos ahí están en bloques y se muestran justo ahora: banqueros, narcos, medios tendenciosos, etc. Faltan otros, por supuesto.
Que Dios agarre confesado a México porque gane quien gane en la circunstancia que sea será complicado controlar al país, sobre todo los que lucran con la violencia y el miedo.
El poder que debe emerger con mucha más fuerza de esta lucha permanente de poderes es el poder de la ciudadanía, de cada ciudadano y su capacidad para entender y exigir, para equilibrar un poco esta batalla.