Casi como una fantasía cumplida o como un tema recurrente de la ficción en las series y en el cine, “alguien” logró hackear el sistema financiero y robar 400 millones de pesos a cuentas convergentes de los bancos sin dejar rastro alguno. De primera instancia parece no afectó directamente a los usuarios sino las cuentas cruzadas de los bancos para transferencias electrónicas vía SPEI (Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios). Uno que otro guionista seguramente se apresta ya a escribir las primeras notas del tema y si no, hágalo usted y registre la idea pronto.
El primer pensamiento puede ser la duda, dado el enorme desprestigio de la banca comercial mexicana frente a sus usuarios, la noticia pudo pasar por la desconfianza de quien padeció el robo en detrimento de los propios usuarios, un auto robo dado que todo está asegurado. Pero el silencio inicial y la lentitud para confirmar el ataque hacen pensar que sí lograron burlar la seguridad y dar un buen golpe.
Nadie sabe quienes fueron, hasta el momento, al parecer no hay rastro que seguir, aunque siempre existirá la sospecha también de que sean mecanismos hackeados desde el interior. Pero se diseminó tan claramente con cuentas falsas con clientes reales para hacer los retiros que parece difícil determinar la ruta que llevó a que se hicieran simples retiros de caja, muchos pequeños retiros que lograron el golpe en varios días.
Sería muy romántico pensar en un Robin Hood mexicano, dadas las condiciones del país y el autogobierno del crimen organizado bien repartido, repartido también en las policías, así como en cargos públicos, dependencias de justicia y de procuración de justicia. No hay bandos de policías y ladrones los bandos están mezclados y la guerra es entre sectores agrupados de policías, ladrones, ejército y funcionarios. Los que están en la nómina del cártel del pacífico y los que están en la nómina del cártel del golfo contra los del cartel del norte y así sucesivamente de manera intestina.
El hackeo se dio a conocer de una manera tímida a la opinión pública, lo que hace suponer que encontraron una debilidad a través de una aplicación encabezada por el gobierno vía algunos proveedores o subsistemas. Siempre hay una pequeña grieta.
Parece una jugada limpia que obligó de inmediato a la creación de una oficina de Ciberseguridad del Banco de México.
¿En manos de quién cayó ese dinero? ¿Del Narco? ¿Del Narco-Gobierno? ¿De un grupo extranjero? o ¿de unos nerds organizados sólo para despilfarrar el dinero en gadgets?
Dudamos mucho que haya caído en manos robinhoodescas para causas justas pero nuestros ideal romántico así lo prefiere imaginar para nuestro guión de la serie. Las debilidades del Estado están muy claras incluso en sus sistemas digitales, la negligencia deliberada es parte de la corrupción, debilidades que no nos sorprenden pero una vez más la impunidad no dejara ver la responsabilidad del gobierno en el caso y terminará siendo una anécdota más que alimente las ficciones nacionales.