Dimensión geopolítica:
-El neofascismo de Donald Trump cobra su último significado de ruptura de la integración del bloque subcontinental del Norte de América –México, Estados Unidos y Canadá- con la separación de las familias de los indocumentados y la puesta en jaulas de sus niños. Se trata de una violación evidente de los derechos humanos de los migrantes mexicanos y centroamericanos en su calidad de personas y del derecho de los niños dentro del marco del derecho internacional público que los protege –UNICEF y UNESCO-.
– Incluso podría argumentarse que se trata de un acto de secuestro de los niños y habría que ver si cabe la denuncia en la Corte Penal Internacional. Política de represión migratoria que va acompañada del abandono de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en supuesta defensa de Israel, pero de hecho como repudio del multilateralismo de las Naciones Unidas orquestado por John Bolton en su calidad de Asesor de Seguridad Nacional del presidente Trump.
-La administración Trump dentro de su dinámica de supremacismo blanco eugenecista y pretensiones de dominación imperial hegemónica desprecia organismos y acuerdos internacionales; desprecia a sus aliados tradicionales como lo son México, Canadá, la Unión Europea y Japón; se alinea con la extrema derecha israelí y declara a Jerusalén como la capital del estado sionista; se trataría en último análisis del imperio hegemónico que se niega a dejar de serlo y el racismo como ideología es su fundamento.
– La noción de “America primero” se traduce en unilateralidad, en ruptura del multilateralismo y del derecho internacional público, como ingredientes de un severo desequilibrio internacional que con Trump deviene práctica ruptura de relaciones con los aliados democráticos y acercamiento con los regímenes dictatoriales, como sin duda lo es Corea del Norte y Putin no canta mal las rancheras. De hecho Trump recuerda ciertos rasgos memorables de Hitler en el poder: avance económico como palestra para la imposición de una agenda de odio racial; creación de una base electoral rayando en fanatismo de los sectores más ignorantes del electorado; levantamiento de un ambiente de linchamiento contra los distintos; disposición a mentir de modo sistemático hasta la imposición de una visión fragmentada y parcial de la realidad que a pesar de ser mentira se impone como verdad.
– El respeto del derecho internacional ha sido primicia de la diplomacia mexicana y la ruptura del principio de la igualdad entre los estados genera la agudización de los procesos de confrontación entre países asimétricos. El intervencionismo estadounidense y su autoritarismo en las relaciones internacionales son gérmenes de ruptura de la paz mundial y generan la descomposición y debilitamiento de los organismos de Naciones Unidas que la preservan y fortalecen.
-Y no deja de ser significativo como los republicanos estadounidenses de extrema derecha del trumpismo, se prestan a todas las trampas argumentativas para justificar lo injustificable generando el repudio de propios y extraños. En el interior de Estados Unidos las protestas se intensifican y en el exterior cada vez queda más claro que Trump es intratable. Desde la guerra de Vietnam no se veía la polarización que se ve hoy día en ese país vecino, ex aliado y ex socio. El racismo desencadenado por Trump ha permitido el renacimiento de las peores prácticas de exclusión y discriminación y no sólo contra los hispanos sino de nueva cuenta contra los afroamericanos.
– Para México la demostración es clara de que Trump no sólo es impredecible, sino que es políticamente antimexicano y no dejará de serlo bajo la política de apaciguamiento orquestada por Luis Videgaray desde la Cancillería. Fue un error histórico haber invitado a Donald Trump antes de ser electo, y sigue siendo un error creer que su conducta es modificable. Es evidente la incapacidad de respuesta de nuestros representantes antes sus agresiones. Trump es un enfermo de sociopsicopatía que lo condena al narcisismo circular donde el yo deformado por la megalomanía se convierte en el criterio para juzgar a los demás; donde la falta de empatía con los débiles se conjuga con la mitomanía del mentiroso compulsivo, del cínico sin dejo de culpa, de sujeto narcisista prepotente, arrogante y fanático del chantaje sistemático. Trump no sólo no es confiable sino que debemos partir de la certidumbre de que es un enemigo jurado de México.
Dimensión geoeconómica:
-La renegociación del TLCAN fue quimérica porque era y sigue siendo evidente que Trump no sólo desprecia ese tratado, sino que a través de su puesta en cuestión pretende fortalecer su posición en el frente interno hacia las elecciones intermedias. Y de paso quisiera subordinar a México y Canadá como entidades subalternas en los órdenes financiero, económico y comercial. Su denuncia del déficit comercial y del abuso sufrido por los gobiernos estadounidenses anteriores -por parte de México y Canadá-, es mero subterfugio para impedir cualquier tipo racional de arreglo negociado del TLCAN, simplemente no registra que la mayoría de las compañías generadoras del déficit son transnacionales estadounidenses que se benefician del trabajo extra barato de los mexicanos en México.
– De ahí su repudio de la trilateralidad y su pretensión de crear dos mecanismos de negociación bilateral con México y Canadá, respectivamente, que los separe como potenciales aliados ante la adversidad trumpiana. La ambigüedad de Trump ante las negociaciones llevaba la clara intención de sembrar la desconfianza y crear las condiciones para poder romper el tratado sin la oposición activa de quienes serán perjudicados por ello en Estados Unidos. Si recordamos el proceso de negociación se puede establecer que cada vez que los negociadores se acercaban a un arreglo Trump lo ha roto de facto.
– La nueva administración mexicana que resulte de las elecciones tendrá ante sí la difícil tarea de sostenerse con conflictos permanentes con Estados Unidos de la era trumpiana. Como fue el de los incrementos de los aranceles del acero y del aluminio. De ahí el llamado razonable al fortalecimiento del mercado interno mexicano y la búsqueda de la diversificación comercial más allá de los tratados de libre comercio que resultarán simples hojas de papel si no se establecen las maneras concretas de conquistar otros mercados.
Dimensión geoestratégica:
– Las seguridades nacionales de México, Canadá y Estados Unidos estaban imbricadas o eran interactuantes mientras los tres países conformaban un bloque subcontinental a ser defendido. Pero ahora que Trump decidió irse por la vía unilateral se rompe la alianza geoestratégica y se repliegan los tres países, abandonan los principios de corresponsabilidad e interdependencia, y México y Canadá se ven obligados a recuperar de modo defensivo los viejos planteamientos de autodeterminación, no intervención e igualdad jurídica entre los estados.
– De esa manera cae por su propio peso que es absurdo que confrontemos la guerra contra las drogas como si fuéramos parte del bloque del país que lo impuso y que ahora lo rompe –Estados Unidos- cargando México con la parte más pesada del ese esfuerzo fallido: contando a partir del 2000 tendremos más de 350 mil asesinados al culminar este año entre asesinatos dolosos, desapariciones y feminicidios. Por combatir el narcotráfico ahora estamos embarcados en una guerra civil asimétrica.
– Pero además resulta absurdo que sigamos haciendo el trabajo sucio de Estados Unidos en nuestra frontera sur, conteniendo a los centroamericanos que quieren emigrar huyendo de la violencia que genera la guerra contra las drogas impuesta por el mismo Estados Unidos.
– Sin embargo, el nuevo gobierno mexicano tendrá que poner mucho cuidado en materia de cooperación de inteligencia con las agencias estadounidenses debida medida de la fuerza de disrupción institucional generada por el narcoterrorismo. A México le conviene contar con la información de los estadounidenses porque disponen de recursos tecnológicos que los gobiernos mexicanos en sus tres niveles no poseen, pero el costo de esa información en términos de dependencia tecnológica y geopolítica puede ser muy oneroso. Sin embargo, habrá que medir la supuesta cooperación de las agencias estadounidenses cuando ya constatamos que dejaron de ser medianamente confiables. Ahora se ocupan por instrucciones de su presidente de rehacer su hegemonía pasando por encima de quien sea.
– Considerando de nueva cuenta que México cada día es más vulnerable: por la agudización de su guerra civil desigual y combinada; aunada a su realidad como Estado fallido (ruptura territorial, instituciones infiltradas por el crimen organizado, sociedad bajo explotación de las bandas criminales y dominación de la barbarie); y esa debilidad interna se traduce en debilidad externa que ponen a los gobiernos mexicanos en posición de tener que hacer concesiones.
– No debe perderse de vista además, que los servicios de inteligencia de Estados Unidos en México y en particular la Agencia de Seguridad Nacional (National Security Agency), vigilan y registran sistemáticamente todos los canales de comunicación telefónicos y digitales de los funcionarios de relieve de los distintos gobiernos mexicanos en sus tres niveles. Vigilan los municipios importantes en zonas de gran violencia y líneas de narcotráfico como pueden ser los de Guerrero, Tamaulipas, Guanajuato y Michoacán; se procuran información de los gobiernos estatales por los altos niveles de corrupción y por el evidente contubernio con el crimen organizado; y muy particularmente vigilan y registran las comunicaciones del gobierno federal, también con el propósito de detectar líneas de corrupción y contubernio con el crimen organizado: obviamente con la finalidad de tener siempre palancas de chantaje para obtener lealtades obligadas y subordinaciones.
– Como parte de la incertidumbre generada por la administración de Donald Trump, no sabemos que va a suceder con la supuesta cooperación de la llamada Iniciativa Mérida. Considerando además que los recursos prometidos en el marco de esa iniciativa nunca fueron completos, no fueron ni con mucho suficientes y más bien se convirtieron en objeto de chantaje al condicionarlos al seguimiento de ciertas política en la guerra contra el narcotráfico.
– Debemos registrar también que las posiciones de las agencias estadounidenses son divergentes y pueden ser contradictorias. Para la DEA y el FBI, por ejemplo, la guerra contra las drogas es motivo de obtención de mayores presupuestos; y para la CIA, en cambio, es modo de obtener posiciones geopolíticas a través de arreglos negociados con el crimen organizado que le otorgan posiciones de chantaje sin límites frente a los países que viven el flagelo del crimen organizado a niveles nunca vistos.
– Para la CIA la debilidad interna de los países es motivo de obtención de concesiones y poco le importa si el desarrollo del crimen organizado transnacional es producto del desequilibrio social en Estados Unidos que genera un consumo de drogas sin límites por la tensión en la que viven sus habitantes.
-En prospectiva: podemos sostener que de modo paradójico con la condición neofascista de Donald Trump se abren tiempos de grandes riesgos bilaterales, pero también de grandes oportunidades de diversificación de las relaciones internacionales en los dominios geopolíticos y geoestratégico. Esto es, los mexicanos debemos buscar la diversificación pero no solamente en la dimensión geoeconómica generada por la práctica paralización del TLCAN y la necesidad de buscar nuevos mercados en otras latitudes. Ahora se impone la diversificación de alianzas geopolíticas defensivas con América Latina, con la Unión Europea y con los gigantes asiáticos ofendidos por las provocaciones del mandatario estadounidense. Al mismo tiempo habrá que buscar mayores niveles de cooperación con los servicios de inteligencia que también resienten la ofensiva unilateral de la CIA en el mundo. De hecho la CIA avanzaba en ese sentido por cuenta propia, pero con Trump ha sido envalentonada para la reafirmación de la hegemonía supremacista y por tanto racista de Estados Unidos. Al modo de Hitler utilizando a los judíos para apuntalar su enloquecido afán de dominio mundial, ahora Trump se vale de los mexicanos y centroamericanos como chivos expiatorios para la reafirmación de sus pretensiones de recuperación de la idea de hacer predominar al imperialismo estadounidense, el cual ya parecía haber caído en desuso y ahora es revivido por el delirio narcisista de Trump.
Sociólogo e internacionalista Mario Núñez Mariel.