Se echó a andar el programa Jóvenes Construyendo el futuro inmediatamente iniciando el 2019 e iniciando también la nueva administración federal en México. Jóvenes Construyendo el futuro, mejor conocido como el programa para los ninis, inauguró los programas sociales asistenciales que intentan abrir opciones de inserción a los jóvenes desempleados. Al mismo tiempo que busca inhibir su ingreso a actividades delictivas, también como un paliativo de seguridad. “Atendiendo las causas, como parte de la estrategia de seguridad” como insiste López Obrador en su discurso y ya en el ejercicio pleno del cargo presidencial.
Ha sido de los primeros compromisos anunciados para arrancar por el nuevo Gobierno Mexicano y su aspiración a la cuarta transformación del país, según sus cuentas esta sería la cuarta. Podrían ir más transformaciones pero por cuestiones de discurso político y de campaña se le conoce como la 4T. Ya veremos en seis años qué resulta, como dice Cuauhtémoc Cárdenas.
Para este programa de atención, los jóvenes, entre 18 y 29 años, tendrán la oportunidad de capacitarse y recibir una beca por parte del gobierno mexicano de 3600 pesos a través de la Secretaría del Trabajo con el único requisito, además de la edad, de no estudiar ni trabajar. Esto como parte de la estrategia social de incluir oportunidades para jóvenes alejados de las actividades productivas y educativas para que también se les inhiba la posibilidad de delinquir o tomar caminos de ilegalidad para su sobrevivencia.
Seguramente para muchos jóvenes pueda resultar una buena opción, hay que ir viendo las reacciones. Las escalas sociales de pobreza son muy amplias en México pero no sabemos qué tan motivante pueda ser el planteamiento, sobre todo cuando en muchas franjas sociales los jóvenes sin trabajo o escuela prefieren ganar 40 mil pesos en media hora, robando una camioneta y revendiendo inmediatamente a las mafias de autos robados en zonas urbanas. Entre otras formas de ganarse la vida con altos rendimientos, mucho peligro pero con grandes ganancias.
Obviamente mucha población joven no tiene necesariamente en su horizonte la delincuencia, pero puede ser poco motivante la cantidad del apoyo para los estándares básicos de vida. La capacitación y experiencia puede resultar el mejor pago pero la proporción de interés en jóvenes en este rubro puede ser limitada. Es mucho mejor que nada, sin duda.
El plan puede resultar más interesante para los empresarios. Aparentemente por recibir mano de obra becaria. O sea barata.
Pero para hablar de jóvenes en México es como hablar de un sólo México. Los jóvenes en México son un universo en sí mismo. Además de ser la base de la pirámide poblacional, los jóvenes son de muchos tipos y son muy distintos entre sí. En todas las escalas e identidades. Incluidos los que se agrupan en el conjunto Ni estudian Ni trabajan. La falta de oportunidades reales define su conjunto.
Los problemas de fondo son estructurales y parece que la apuesta asistencialista puede ser un buen primer paso, aunque puede ser insuficiente también para intentar componer a una sociedad rota que aún con el discurso mantiene un cerco de inseguridad cotidiana en todo el territorio.
Los jóvenes no son un concepto único, así como no son un concepto mercantil como los definen los gurús del consumo que hablan de millenials como si hablaran de una sola condición humana. Entender las complejidades de un ente abstracto llamado jóvenes puede dar mejores resultados desde el fondo de las causas que su sola mención y atención paliativa. El ideal real sería la verdadera capacidad de auto-organización de los distintos perfiles de jóvenes, en todos los aspectos de la vida para su propio beneficio. Teniendo como base una conciencia social más amplia que puede permitir que sean escuchados antes que tratados como simples receptores de asistencia.