Los pasados días 29 y 30 de mayo se realizó el Foro El Cine y El Derecho a la Cultura en las instalaciones del Museo Tamayo convocado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, donde se reflexionaron, en tres mesas de trabajo y una de conclusiones, temas encaminados a entender las políticas públicas y legislaciones que afectan directamente al quehacer cinematográfico en el marco de los derechos culturales.
El primer acierto es la creación de este tipo de foros por parte de gremios muy específicos enfocados a la creación y su vinculación con las legislaciones vigentes. Primero que nada saber dónde se está parado, llevados de la mano por especialistas en análisis y creación de políticas públicas en materia de cultura con incidencias en organismos nacionales e internacionales.
De entrada son académicos y estudiosos de la materia que no pertenecen al mundo del cine nacional y esto abre el panorama a un gremio acostumbrado a darse palmaditas en la espalda entre sus integrantes, por no decir que es un gremio bastante ensimismado en sus propios logros y fracasos.
El botón de alarma lo tocó el gobierno norteamericano al insistir en revisar y renegociar el TLC, esto puso en alerta a la comunidad del cine para verlo como una oportunidad para saber qué postura fijar y cómo hacer frente a una negociación de comercio que ya está siendo sondeada por los gremios empresariales, sobre todo las exhibidoras y las cámaras empresariales de cine sin que se volteé siquiera a considerar a los creadores y productores de películas nacionales.
La Academia de Cine abrió las puertas a la reflexión y de este ejercicio salieron conclusiones muy interesantes que permitirán que renazca una nueva época en la concepción del cine mexicano, si se logra estar a la altura de los tiempos.
1.- Se confirmó que como gremio el cine nacional va tarde en cuanto a políticas públicas que lo afectan, va a destiempo y con poca información clara. Una alerta muy importante.
2.- No se puede hablar de políticas públicas en torno al cine y sus derechos culturales sin tener en cuenta la diversidad del país. Y no se puede buscar sólo beneficios para los creadores y productores. El ejemplo más claro que se dio es como si en el sistema de salud se buscara una reforma que sólo contemplara a médicos y enfermeras. Se tiene que pensar en los pacientes también, en los públicos.
3.-La palabra más reiterada a lo largo de las mesas fue: diversidad, No se puede ver al país y sus políticas en materia de cultura y cine como un sólo bloque. Hay muchos Méxicos en México.
4.- La necesidad de organización como sociedad civil interesada en las actividades de cultura, creación y producción cinematográfica es vital para que no siga pasando la aplanadora por encima de todos. A partir de este foro sistematizar encuentros y planes de acción concretos que permita por lo menos aclarar e incidir en los temas de políticas públicas en materia de cultura y derechos culturales.
5.- El cine debe verse de manera integral y en convergencia con las múltiples plataformas donde se muestra para estar atentos a los cambios de paradigmas de consumo y de las condiciones tecnológicas.
Sin duda un ejercicio de gran valor, escuchar a otros y no a sí mismos que permitirá abrir nuevos puentes a los que hay que estar dispuestos a cruzar que implican un ejercicio de verdadera ciudadanía y no las costumbres de los gremios de sólo ver su propio ombligo.