El otro lado de la moneda del monstruo comercial en cuanto al cine como entretenimiento son los esfuerzos independientes por mantener cierta calidad en los contenidos y una visión del cine como expresión artística y enriquecedora de vida para el espectador
La exhibición y distribución independiente tiene sus esfuerzos en México como pequeño contrapeso al aparato comercial hollywoodense. Muchos esfuerzos dependen de las áreas de cultura de la federación y lo estados.
El ejemplo más importante es la Cineteca Nacional. La Cineteca se ha reconstruido con muchos esfuerzos desde la época de su gran tragedia en los setentas cuando las bodegas del acervo se incendiaron, aquellas épocas lopezpotillescas cuando estaba cerca de las instalaciones de los Estudios Churubusco.
Hoy día es la cineteca o cinemateca que más audiencia genera a nivel global. A pesar de los análisis de instancias públicas que critican la carencia de objetivos medibles claros. La Cineteca Nacional también adquiere eventualmente y funge como distribuidora, sobre todo de títulos con una complejidad que una distribuidora privada no se arriesgaría a traer por el alto riesgo de su contenido y la dificultad para comercializarlo y recuperar la inversión.
La Cineteca es una ventana que colabora con las distribuidoras independientes y fomenta la visión del cine como arte. También da cabida a grandes estrenos de distribuidoras más grandes para acercar a un público más amplio. A partir de esta estructura se desprenden cinetecas locales en los estados que buscan la misma idea de fomento cultural a través del cine.
Las distribuidoras independientes mexicanas están creciendo, en los últimos años y después del boom de festivales por todo el país hay cada vez más esfuerzos independientes por traer otro cine, salir del estándar de Hollywood y mostrar otras visiones, sobre todo de cine europeo y asiático
La repartición del pastel es muy dispareja aún por el monstruo de las majors, pero cada vez hay más distribuidoras que toman altos riesgos en contenidos para el espectador mexicano y de repente parece que hay más ofertas de películas que espacios para verlas. Se saturan los espacios para cine independiente por ser realmente pocos.
Igualmente muchos pequeños espacios de exhibición que realizan grandes esfuerzos por mostrar otros contenidos no estandarizados y mostrar otras realidades que exigen más un espectador activo que un simple consumidor de imágenes para evadirse de sus problemas y su realidad.
Pequeñas salas hay por todo el país, así como cineclubes y esfuerzos académicos y culturales por ver el cine con un grado más de conciencia. Siguen siendo esfuerzos aislados, iniciativas incipientes y muchas de un tiempo corto de vida. Con dificultades para darse a conocer y acercar al público pero con un trabajo arduo por mostrar otras realidades.
Los festivales también son ventanas importantes, aunque priorizan los rituales gremiales de una manera muy onanista, hay oportunidades para que el público vea películas que muchas veces ni siquiera llegan a las cartelera. Este boom de festivales en México también es sintomático de una carencia de mercado interno al cargarle todo el peso al dinero público para que sostenga costosos festivales en mancuerna con un argumento de turismo y fomento a la cultura.
Se necesita fortalecer el mercado interno desde ambos puntos de vista el de la exhibición y el de la distribución, para que la visión de la cultura como motor económico permita nuevos riesgos empresariales locales a través del cine para mejorar la oferta y la calidad de los servicios y contenidos a favor del espectador. Más competencia sana en cuanto a exhibición y distribución masiva,
En otros países como Brasil, las grandes cadenas comerciales de cine tienen mucha competencia, hay muchas más que dos, no son duopolios como sucede en México, tendrán otras dificultades pero existe más competencia y eso permite fortalecer una industria interna y un mercado interno que termina ampliando la oferta al espectador y generando una sana competencia que favorece a la oferta.