Ahora que se abrió la discusión en materia de salarios de servidores públicos y sus topes queremos entender si son necesarios los límites y para qué.
¿Cuánto será suficiente? La verdad es que en los ámbitos público y privado nada se mide con la misma vara. Pero ¿Hay un límite moral para el salario? ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco? o ¿Cuánto es suficiente?
Con el cambio de gobierno en México se abrieron temas que regularmente no se discutían o no se ponían sobre la mesa en la esfera pública. El presente gobierno ha puesto un rango en los extremos de salarios sobre la mesa sin buscarlo de forma deliberada. Por un lado apoyan a los jóvenes ninis con una beca-apoyo de aprendiz de 3,600 pesos mensuales y por otro lado, en el otro extremo, ponen un límite de 108,000 pesos mensuales como tope para un servidor público, empezando con el presidente y de ahí para abajo. Más el interés de duplicar el salario mínimo establecido por jornada laboral de 88.50 pesos a 176 pesos.
El límite hacia el salario máximo a 108 mil pesos viene de una medición de la OCDE para servidores públicos, como un tope digno para cualquier funcionario a partir de un promedio dentro de los países miembros de la organización y de una escala de vida digna.
Esta discusión sobre salarios se agudiza dadas las brechas de desigualdad socioeconómica en el mundo, sobre todo en el mundo occidental. Esa brecha parece que cada vez se amplía más y crece y crece sin límites. El 1% de la población ya posee más riqueza acumulada que la totalidad del 99% restante. Es una enorme exageración de acumulación en muy pocas manos. Al menos que seas parte del 1% es algo que probablemente te llame la atención.
La estructura económica ha permitido que el dinero fluya libremente hacia arriba y no fluya de regreso hacia abajo y en consecuencia se pueda repartir un poco más equitativamente. Prueba de ello fue la crisis de 2008 en Estados Unidos donde los Golden Parachutes o bonos de retiro voluntario entre altos ejecutivos salvaban a los mismos ejecutivos que provocaron la crisis. Millonarios bonos de retiro por quebrar empresas a gran escala, tal vez no de manera deliberada o no del todo.
Mientras en el otro extremo del péndulo el salario base ha ido perdiendo su capacidad de compra en los últimos treinta años.
Parece que el mantra es, primero ganan los inversionistas y accionistas, después la empresa con sus ejecutivos, luego los trabajadores y después los beneficiarios o clientes de productos y servicios de esas empresas.
El trabajador en la mayoría de los países nota el deterioro de su sueldo en las épocas más recientes. La capacidad de compra disminuyó drásticamente y sigue en picada. O por ejemplo ¿cuántas oportunidades de comprar vivienda propia haz tenido en los últimos años? ¿Ninguna?
La duda es: ¿qué tanto debe intervenir el Estado para equilibrar la desigualdad? Los amigos del libre mercado se sienten insultados cada vez que interviene el Estado, aunque sea mínimamente; pero no les desagrada cuando es para un rescate como el bancario en México, ahí sí, se socializa la pérdida y la deuda en toda la población pero cuando se trata de ganancia y rentabilidad, esa se privatiza.
Por lo menos el Estado tiene que equilibrar internamente dentro de su administración el tema de salarios. Por ello la discusión actual con el poder judicial que se sigue sirviendo con la cuchara grande y no tiene la menor intención de equilibrarlo. De ahí el estira y afloja.
Un parámetro salarial general para mantener cierta sanidad en las finanzas personales y calcular un estilo de vida óptimo es partir del costo de vivienda. Si pagas renta o hipoteca el costo mensual no debe superar el 30% de tu sueldo o ingreso. Lo que significa que tienes el 70% restante para tus demás gastos, incluído un ahorro mensual del 10%, en un esquema ideal. Pero si más del 50% se te va en la pura renta, algo está desequilibrado y a la larga eso no será sano.
Las recientes protestas en Francia de los llamados “chalecos amarillos” tenían como una de las grandes consignas aumentar el salario mínimo. Lograr una media de mil euros al mes como base de un estándar de vida. Lo lograron como parámetro de bienestar. Lo mismo se está intentando en España con la subida al mínimo de 900 euros al mes del salario mínimo interprofesional.
En México ese equivalente sería alrededor de 25 mil pesos mensuales. Que por la enorme diversidad del país podría ajustarse por zonas económicas. Pero la realidad es que el sueldo promedio de la mayoría de la población en México oscila entre 4 mil y 6 pesos mensuales, según datos estadísticos de INEGI informa.
Por eso las franjas de pobreza y marginación son tan grandes. Sin contar lo que muchos especialistas han llamado el dummpig social de México, que como política nacional se ha controlado hacia lo mínimo el salario para volverlo atractivo para grandes zonas maquileras y competir con las potencias de mano de obra barata a los menores costos posibles. Esto sin considerar ninguna base de un nivel de bienestar. Bajo esa cascada, los sueldos precarios llegan a todas las áreas productivas y a todas las profesiones, excepto el servicio público de alto nivel y los puestos ejecutivos de grandes empresas privadas.
Dejando de lado y sin mencionar a inversionistas y empresarios que se dividen por niveles de ingresos y no por salario, incluso aún cuando perciben un salario base además de la inversión trabajada.
Una última duda: ¿Tú cuánto ganas y cuánto te gustaría ganar?