El Oxxo y el mercado del arte contemporáneo.
Durante treinta días a partir del 6 de febrero de este 2017 se exhibe en una de las galerías de arte contemporáneo más importantes de la Ciudad de México un Oxxo. Así es, un Oxxo estará expuesto en una galería muy muy prestigiosa llamada Kurimanzutto. Un Oxxo con todo y sus dos cajas, una cerrada por su puesto, con todos los productos tradicionales intervenidos por uno de los artistas más cotizados, el artista mexicano Gabriel Orozco. Ahora mejor conocido como Gabriel Oroxxo.
El paisaje de la realidad mexicana está determinado por un Oxxo en cada esquina. No sólo es la tienda más importante y que más vende en el país, de las llamadas tiendas de conveniencia, en los años recientes han vendido anualmente un promedio de 109 mil 624 millones de pesos. Cifra que crece año con año. Sus ventas son tan altas que pelean al tú por tú —y muchas veces los superan— con los grandes supermercados y tiendas de autoservicio.
Parece que el hábito mexicano de ir al día ha permitido el gran éxito de una franquicia que se inició vendiendo alcohol barato. De ahí que el signo de % haya derivado en Oxxo.
El Oxxo se ha mimetizado tanto que parece que ya ni los vemos y asumimos automáticamente que habrá uno en la esquina, no importa qué esquina, habrá uno. Incluso hay bromas en redes sociales de aperturas de un Oxxo dentro de otro Oxxo.
Tal parece que ya no hay película mexicana o locación en México que en sus exteriores se note un Oxxo aunque sea a lo lejos, ya no los vemos porque los damos por hecho. Pero así como influyen en el paisaje influyen en la economía, no por nada su éxito.
Gabriel Orozco es una artista mexicano contemporáneo de mucho éxito internacional que ha decidido como proyecto más reciente meter un Oxxo en una galería y jugar, al mismo tiempo que burlarse, con el mercado del arte contemporáneo. Le interesa subvertir el movimiento del mercado entre la oferta y la demanda. Pretendiendo hacer accesible la compra de arte contemporáneo.
Es decir, uno podrá ir al Oxxo Kurimanzutto y comprar cualquier chunche de Oxxo pero intervenido el envoltorio por la mano del artista. Esto significa que estás comprando una sabritas con un dibujo del artista que hace que valga mucho más dinero que las simples papitas normales. Los primeros productos vendidos estarán a precio de galería e irán bajando su precio conforme a la demanda. Es decir entre más venta y cotización su precio disminuirá hasta hacer accesible un Gabriel Orozco a precio de papas sabritas para que existan más colecciones de arte sin que tengan que desembolsar grandes cantidades.
Un doble juego que se burla de nosotros mismos y nuestros hábitos de consumo que continúa banalizando a una sociedad y al arte contemporáneo con cierto ingenio. Pero no por eso carece de valor. Coleccionar arte siempre ha sido un buen negocio y más con un artista cotizado, así que puede ir por sus sabritas o sus indio al Oxxo Kurimanzutto.