Feminicidios barbáricos y retroceso en la igualdad de género:

  • En las últimas décadas se estaba pasando de una sociedad de machismo acendrado a una sociedad de género más igualitaria, menos asimétrica en la valoración de las mujeres. Se avanzaba a grandes pasos hacia una sociedad donde las mujeres ya asumían una nueva posición de fuerza que las empoderaba para alcanzar el nivel de participación cotidiano de toma de decisiones tanto en los asuntos privados como en los públicos.
  • Sin embargo, ahora sabemos que la igualdad de género no puede ser sólo una trama de deseos a resolverse por vías del voluntarismo y la resolución ideológica de las desigualdades, sino se trata de un objetivo de resolución existencial y de lucha colectiva abierta de la que depende la reconstrucción del país que hizo de los feminicidios el símbolo de lo inadmisible por representar la restitución de la barbarie de género a través de la supresión de las libertades y garantías fundamentales de las mujeres.
  • Al tiempo que los gobiernos en tanto representación fáctica del machismo que se niega a desaparecer permitieron que los feminicidios y la violencia de todo tipo contra las mujeres se convirtieran en el signo de la crisis actual como clímax de la insensibilidad y falta de empatía con las víctimas. Simplemente a los gobernantes no les interesa el drama vivido por las mujeres del país. Los gobernantes no entienden por su cinismo y peculiar falta de empatía que cada feminicidio y cada violación son atentatorios a las mujeres de todo el país y empobrecen a los hombres de México por permitir el retroceso a la barbarie.
  • Así, ahora vivimos cómo se agudiza la contradicción entre el avance la cultura de igualdad de género de un lado; y del otro lado tenemos el retroceso como civilización representado por el incremento de la violencia contra las mujeres, tanto en el ámbito delincuencial como en la vida cotidiana. Las familias interiorizan el nivel de violencia que se vive en el país y sus miembros con clara neurosis con dejos de paranoia lo expresan intensificando en la casa, en las escuelas y en el trabajo la violencia de género.
  • Tenemos a la vista una involución en la civilidad de la vida en México. Antes teníamos en el caso de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez el símbolo de una ola de violencia de género que daba la impresión de una dimensión incomprensible al desconocer sus motivaciones. Con el Estado de México a la vista por el incremento abrumador de los feminicidios sin la atención debida de las autoridades (263 feminicidios en 2016), pero seguido ese estado por Guerrero, Michoacán, Jalisco, Chihuahua, Nuevo León, Morelos y Oaxaca, por sólo citar los más lastimados por esa práctica repudiable.
  • De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 2000 y 2015 se registró un promedio de cinco feminicidios al día –ahora en 2017 se habla de 7-; dando un total de 28,710 asesinatos contra mujeres por razones de género durante ese período, en el entendido de que muchos crímenes del tipo no son denunciados, y con el agravante de que la gran mayoría de los feminicidios de ese balance quedaron impunes. En el 2014, por ejemplo, se reportaron 120,000 agresiones criminales contra mujeres; de esas sólo 15,000 fueron denunciadas; y sólo 4,000 de los acusados fueron juzgados y encontrados culpables.
  • Ahora tenemos que el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) que la cifra actual a mediados del 2017 ya debió haber superado los 30 mil casos. Además de modo significativo se establece que los feminicidios están relacionados con los incontables casos de desapariciones de niñas y mujeres. Pero tanto desapariciones como feminicidios no se investigan ni se actúa con la debida diligencia, según el reporte “La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2012”, realizado por la Unidad por la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres de las Naciones Unidas. Aparte de que tanto los feminicidios como las desapariciones son en alguna medida consecuencia de la trata de personas y de los arreglos de cuentas entre grupos criminales; pero aún en ese caso salta a la conciencia que las razones de esa violencia son de género.
  • Digamos que la sociedad mexicana no podrá alcanzar la pacificación si no le da prioridad a la contención efectiva de la barbarie contra las mujeres. Los gobiernos no podrán seguir siendo insensibles ante los feminicidios si quieren alcanzar legitimidad y gobernabilidad. 30 mil feminicidios son suficientes para declarar a un Estado como fallido por su incapacidad de reconstruir el tejido social y de mantener la paz social.

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  1. Martínez, Aníbal, “Sin freno, homicidios de mujeres: son cinco diarios en promedio”, Excélsior, 05-06-2017.

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