Trump en caída libre

De acuerdo con el sondeo conjunto del diario The Washington Post y la televisora ABC de hace dos días, apenas el 36% de los estadounidenses aprueban ahora el desempeño del mandatario, esto es, seis puntos por debajo de la marca que alcanzó en sus primeros 100 días que de por suyo ya era muy baja.

Sobre lo que se ha denominado como “Rusiagate”, la encuesta mostró que el 60% de los estadounidenses sospecha de la injerencia de Rusia en la elección presidencial;  y entre éstos, el 67% cree que gente cercana al mandatario colaboró con los rusos. Además, un 73% de los encuestados calificó de inapropiado el encuentro entre el hijo mayor del presidente –Donald Jr.- y una abogada rusa  en la Torre Trump de Nueva York, donde estuvo también el yerno del presidente, Jared Kushner, y el director de la campaña presidencial, Paul Manafort.

En lo que respecta directamente al mandatario, sólo un 38% aceptó que está logrando progresos significativos para alcanzar sus metas, aunque un 55% piensa que no. La encuesta mostró también que 70% de los estadounidenses no confían en Trump para negociar con otros líderes mundiales, como bien se desprende de su actuación durante la cumbre del G-20 y de modo particular de las pifias cometidas en su encuentro con Vladimir Putin. Casi la mitad de los encuestados consideran igualmente que el liderazgo mundial de Estados Unidos se ha debilitado bajo la presidencia de Trump y apenas 27% sostiene que ha sido fortalecido por este mandatario.

TLCAN, se acerca la negociación

Ayer, la Oficina del Representante de Comercio de EU (USTR, por sus siglas en inglés) publicó los objetivos del gobierno de Donald Trump en la renegociación del TLCAN, que establece eliminar el capítulo 19 del acuerdo vigente, que se refiere a la solución de controversias, lo que expertos estiman pueda dificultar el proceso, así como el objetivo de reducir su déficit comercial.

La oficina a cargo de Robert Lighthizer llevará su propuesta de objetivos en el TLCAN al Congreso de Estados Unidos para comenzar con la negociación en agosto próximo. La Cámara de Comercio de EU elogió el documento y reconoció la voluntad de su gobierno de no “hacerle daño” a los empleos de la región Norteamérica.

En materia laboral, EU propone la eliminación del trabajo infantil y forzado, así como la promoción de productos que provengan de esas actividades. Además, el documento incluye un capítulo anticorrupción, con el que EU pediría que se exija a las empresas contabilidades fáciles de rastrear y así detectar sobornos, además de promover códigos de conducta entre servidores públicos.

En un capítulo sobre energía, la USTR pide preservar el fortalecimiento de las inversiones y más disciplina a empresas propiedad del Estado. Se quiere apoyar la generación y transmisión de energía. Así como compartir la seguridad energética de la región. También se pretende garantizar la apertura de los mercados de energía.

Entre otros temas, el documento pone especial énfasis en el fortalecimiento de reglas de origen. A su vez plantea la necesidad de abordar los temas de economía digital, propiedad intelectual y condiciones laborales, lo cual podría dificultar todavía más la negociación. Digamos además que los estadounidenses pretenden incorporar la parte de medioambiente y la laboral como parte del cuerpo del tratado y no como un acuerdo paralelo.

Al tratar Estados Unidos de imponer sus objetivos sin considerar a sus contrapartes permite pensar que en la negociación se tocarán temas que generan complicaciones que permiten pensar  que las negociaciones se alargarán y no podrán concluirse antes de las elecciones presidenciales en México.

Sobre resolución de controversias, Estados Unidos pretende eliminar el capítulo correspondiente y seguramente encontrará la objeción de mexicanos y canadienses. En ese tema como en otros se ve la mano negra de los enemigos del TLCAN con Peter Navarro y Steve Bannon a la cabeza.

En lo que a México respecta, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, reconoció el viernes pasado que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que iniciará a mediados de agosto, es una fuente de incertidumbre para la economía mexicana.

De modo preventivo, en México las empresas ya crean escenarios donde las reglas de origen serán más altas, lo que afectaría a las cadenas de proveeduría. Pero todas las previsiones parten de la incertidumbre, con todo y que ya se hicieron públicas las pretensiones de Estados Unidos.

Y la razón es el mismo Trump con sus arranques, caprichos y provocaciones para no romper con la seducción del electorado que lo sigue apoyando, por minoritario que éste sea. Trump necesita seguir demostrando que es un proteccionista anti TLC porque así los sostuvo en su campaña y sabe que por esa razón los supuestos afectados por el tratado lo siguen apoyando. Pero también están actuando los que se han beneficiado por el tratado y ejercen una presión considerable para que no se rompa con el tratado.

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