El tema de la exhibición y distribución de cine en México

El cine en México tenía hasta los años setenta un eje de protección social y pública en todo su proceso productivo por parte del Estado, desde el desarrollo y la producción hasta su exhibición. Estaba protegido pero fue desmantelado poco a poco, deliberadamente y lentamente. Como la mayoría de las empresas paraestatales que se vendieron al mejor postor y muchas veces en desventaja del propio bien público. Esto motivó la venta y privatización de todos los procesos productivos del cine. También como una necesidad de evitar el monopolio y las malas prácticas de un sector estatal en decadencia.

La estocada vino con la firma del TLC que dejaba sin protección alguna, incluso a los inversionistas privados locales mexicanos, en clara ventaja a los inversionistas externos sobre todo norteamericanos. Con argumentos maniqueos como el de Serra Puche que decía “es un tratado comercial no se va a tocar la cultura”. No se tocó, pero tampoco se protegió. No por nada hoy México es el cuarto mercado más importante para Hollywood después de Estados Unidos, China e India. El negocio fue redondo y tiene miras de seguir creciendo.

La industria cinematográfica de Hollywood es claramente una punta de lanza del mundo occidental en las industrias dominantes globales en favor de los propios intereses de Estados Unidos. La sociedad de Hollywood y Wall Street es bien conocida y ahora la sociedad de Hollywood con grandes capitales globales también.

Hollywood, Wall Street y el gobierno norteamericano a través de la Motion Picture Association (MPA) velan por el negocio del cine norteamericano a escala global. Lo cuidan y calculan su crecimiento exponencial y conquistan mercados con un pensamiento claramente de dominio. Y no sólo por la búsqueda económica, el entretenimiento es punta de lanza de la ideología norteamericana junto con la industria militar. Finanzas, patrones de conducta y hábitos de consumo a través del cine, más el miedo a través de los medios y el terror a través de la industria armamentista, todos son la base de la visión occidental norteamericana hacia el exterior. Y no es que sea un terror conspiratorio son básicamente los pilares del siglo XX que los llevaron a controlar el mundo occidental de manera ideológica que tienen que seguir sosteniendo a como dé lugar.

Y para operar diligentemente en todos los mercados, tienen operadores locales como socios y sus propios mecanismos de presión a los gobiernos para lograr la implementación de sus políticas y controlar los mercados. Lo hacen por las buenas, seduciendo hasta la prensa, comprándolos con fastuosos junkets de prensa en todo el mundo y lo hacen por las malas, con los llamados sicarios financieros que hacen lobby en los congresos locales comprando a legisladores, haciendo socios locales y cohesionando cualquier tipo de independencia del mercado local, incluso a través de violentas amenazas. Además de muchas prácticas ilegales que son usadas al estilo de las estructuras de las mafias.

La presión es tal que son muy pocos los países que se sacuden esa paternidad de la industria cinematográfica hollywoodense. India y Corea del Sur crean y cuidan su mercado local. Francia y Brasil cuidan su identidad local cultural a través del cine con políticas públicas.

Ahora ¿Quién es Hollywood? Son los fondos de inversión que operan desde Wall Street con dinero de los países con más capacidad de desarrollo económico, como China o la India en los años recientes. Hollywood, es la Motion Picture Association que es el puente entre las políticas exteriores del gobierno gringo, los fondos de inversión y los grandes estudios.

Los estudios que controlan el mercado global, las majors hacen hasta lo imposible porque nadie se salga del redil, las majors son: Disney, Fox, Warner, Universal, Columbia y Paramount Pictures. Que su poder es más grande en toda la industria del entretenimiento porque son el brazo cinematográfico de gigantescos conglomerados de comunicación: Sony, News Corporation, Walt Disney Company, Time Warner, Viacom y Comcast.

El poder ideológico y financiero es enorme y por ninguna razón quieren dejar el control a las industrias locales a pesar de las legislaciones y políticas públicas que colocan al cine como un bien cultural que genera identidad en cada nación.

En México, el año cinematográfico se decide entre octubre- noviembre y las majors son las que controlan absolutamente todo el año, deciden qué se verá el año siguiente a partir de sus propios estrenos y se lo reparten. Con márgenes de fracaso o éxito para sostener o sacar antes de tiempo lo que no funciona para enseguida reaccionar con lo que sigue. Lo hacen en sociedad con los exhibidores más grandes y todo es parte de una misma cosa e interés porque las exhibidoras más grandes mexicanas operan en sociedad con fondos de inversión del mismo lugar que Hollywood: Wall Street. Sólo hay que recordar cuando resurgieron los complejos cinematográficos en los noventa y qué fondo de inversión financió el nacimiento de Cinemex. (Tu respuesta es: Goldman Sachs con algo así como 50 millones de dólares).

Por eso no debe sorprendernos la clara sociedad de las exhibidoras mexicanas con Hollywood, obedecen a los mismos intereses de una sola industria que es global: Hollywood.

De ahí se reparte la cartelera para las demás distribuidoras medianas, la que sigue en tamaño es Videocine filial de Televisa que no se distingue precisamente por su calidad de contenidos, salvo algunas pequeñas excepciones. Y en los huecos que quedan en el año se van abriendo los espacios para las distribuidoras independientes y locales. Pero todo depende de las semanas que se sostengan los grandes estrenos de los estudios y de ahí se van haciendo huecos para las demás películas.

Es así como la cadena se va disminuyendo hasta llegar al cine local y a su distribución. Y en la lógica del mercado si no hay oferta, no hay demanda. Y esa es la falsa cantaleta de las exhibidoras: los mexicanos no quieren ver su cine. Mentira. Las veces que se ha usado el esquema de blockbuster o súper producción en películas nacionales, en muchos casos, la gente ha acudido a las salas y ha roto récords de audiencia. El contenido es otra discusión.

Sin mencionar, en esta competencia desleal, los montos exorbitantes de Hollywood en promoción de los grandes estudios que conllevan el acaparamiento de espacios de exhibición y difusión. En la gran mayoría de los casos el presupuesto de promoción triplica el de producción y ahí es donde sientes que hasta en el baño del cine te van a poner Rápido y Furioso desde las 10 de la mañana. Y por eso no hay espacios para el cine local.

La competencia es bastante desleal y asimétrica, limita el desarrollo cultural de un país frente a la hegemonía ideológica que nos hace identificarnos más con una historia romántica del condado de Los Ángeles que de cualquier otro contexto, incluso de los contextos de nuestra propia realidad.

Recuerdo el examen profesional de una estudiante de cine en el que explicaba cómo todavía en el primer año de sus estudios le parecía inverosímil ver una película que no fuera hablada en inglés y sus primeros ejercicios eran en inglés. Estamos invadidos mentalmente por el canon Hollywoodense y lo que no se parece a ese canon es aburrido, malo o chafa. Las verdaderas razones son más que eso.

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